ni a los enanos,
ni a los ciegos con sordera,
ni al llanto de las musas sin dueño,
y repito,

no le temo a los insectos,
ni a los ineptos insensibles,
ni a mis zapatos recansadísimos
de ser recalzados
una y otra vez.
No le temo a ese olvido
que llega enbuenahora,
ni al sonido de la memoria
que hace añicos el silencio.
Resumiendo...
le temo a poquísimas cosas,
más que nada,
a la parálisis de mis manos.
3 comentarios:
Entonces no te quedes quieta.
Es importante ser consciente de que temer es humano, pero que lo fundamental es aprender a dominar nuestros miedos.
Te invito a visitar mi blog ya que subí un nuevo escrito.
Un beso,
Pablo
Qué suerte de tener tan pocos miedos!yo le tengo miedo a casi todo...
Hay gente que le tiene miedo a los enanos?
Bah si todo es posible si hay gente con miedo a los pechos.
Muy bueno, me gusto
Salute
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