Me quede colgada
en esa boca que no besa,
en los abrazos rotos,
en el precipicio de la nostalgia,
entre tu mirada y el olvido.
Noches enteras
y partidas a la mitad,
la cama recién tendida,
el café helado,
y el aroma de tu partida.

Todo se resume en signos de pregunta,
gritos y algunas maldiciones,
sobre todo
se ruega tiempo,
caminar hasta no ver el monumento
a la memoria desenamorada,
pues la vergüenza es enorme,
repugna,
pudre la piel de la coherencia,
y no es bienvenida.
Sigo caminando...
espejismo o silueta a lo lejos??
viajero que va hacia el horizonte...
viene del alba.