Tazas de café
embriagadas de licor,
que a falta de estímulo
las ideas danzan
esquivando la resaca del mañana.
Mis parpados a medio cerrar,
atrapados por la oscuridad
dejo que el alma se acurruque en el pecho,
que se acomode de forma felina
y por fin, caiga rendida en sueño.
A estas horas de la noche,
la muchedumbre se vuelve bromista,
las jóvenes sabuesos se disfrazan de arlequines
su sensualidad se vuelve burla,
hombrecitos que sueñan ser hombres,
usurpadores de palabras que no les caben en la boca,
se enamoran de bufones con taco
dejan su sueño en los rincones,
y olvidan que el amanecer esta a un paso
de encontrarles beodos
y abrazados a una ilusión de concreto.
Al otro lado de la calle,
las aves de rapiña
destrozan lo poco que sobra
de un vagabundo,
y a escasos pasos
al excéntrico glamour
se le caían los pedazos,
que la ciega gloria colocó sobre sus hombros,
sin saber que las agujas en sus talones
no soportarían ni el peso de una pluma.
1 comentario:
Es que la noche, con su sensualidad, no sabe de medias tintas...
Bssss
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