Isabel camino
lento y pausado,
durante horas,
sus pies
ardían,
las luciérnagas
jugaban entre su cabello,
fumó sus últimos cigarrillos,
llegó a casa,
terminó el crucigrama,
y se fué a dormir,
sola
como todas las noches,
antes de ponerse insoportable,
gritó su nombre.
Y se apagó el fuego.
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