domingo, 8 de noviembre de 2009

La odiada


Estoy tan helada,
y muerta,
que ni el roce del viento
dispara caricias
a este cuerpo joven y viejo,
armadura que se quebraría
en cientos de cristales,
si alguna vez
alguien se animara a besarla.


El problema es que aún no han nacido
mortales capaz de ser tan crueles,
y odiosos con sigo mismos.

2 comentarios:

emejota. dijo...

pero que su corazón no lata no significa que no pueda sentir nada.

chica, me encanta como escribes!
te persigo :)

Anónimo dijo...
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