jueves, 9 de septiembre de 2010

Sucesos

No tardo el tiempo,
ni las asexuadas sirenas
en dejar sordos a los marineros.

El fuego se consumió
y el viento
llevó con él las cenizas,
no quedó nada,
ni recuerdos
ni melodías fantasmas,
ni el sudor sobre las piedras,
solo frío.

Un día como todos,
la verdad fisuró las paredes
aplastó a cuanto mentiroso se cruzaba,
aplastó la oscuridad
con una justicia
que no dominan los dioses.

A veces el futuro es mucho más visible de lo imaginado.



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