miércoles, 14 de abril de 2010

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Jamás seré capaz de comprender la idiotez de los demás, puesto que no dedico mi vida al riguroso estudio de la mente humana. Me importa un bledo, el palabrerío absurdo de las ratas, si les importa mi malestar existencial o si he aumentado 2 o 180 kg la última semana. Consejo, servirse un buen plato repleto de mierda, con un rico vino cloacal.

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