viernes, 30 de abril de 2010

Libro de quejas I

Molesta cuando no puedo escribir
ni un verso coherente,
estorba el ambiente
el hablar constante de una docente
flaca y cabezona,
con aspecto amable e insoportable.


Ansío el silencio absurdo
y absoluto de la soledad temprana,
quiero café y cigarrillos
mientras escribo,
mientras pienso qué hacer con mi vida,
en fin,
una quiere tantas cosas,
que engorrosamente poseerá algún día.


Después de tanta queja rezongona,
escribí algo,
no tan parecido a la poesía.

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