jueves, 4 de febrero de 2010

Historias Absurdas

Anhelo la cura que poseen
los días grises y luminosos,

solo se oye al gran contorsionista,
tomando un baño turco
sobre la silla
,
al torturante tic- tac del reloj,
gritando el tiempo
que pierdo en las poesías que no escribo,
en las cosas que no haré,
pensando en proyectos inconclusos,
revolviendo la cajita de recuerdos,
que aquel viejo poeta me regalo.


Ya cuando regrese,
tecantaré al oído
esas historias absurdas,

que no son más que canciones de cuna,
para tu sueño ligero.







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