lunes, 27 de julio de 2009

Antes de dormir


Con Lola durmiendo en el sillón,
sentada como los chinos
en el suelo,
y mi cuaderno sobre la superficie plana
de un tronco,
sentí
como se desmoronaba
la semi - inspiración,
que aún siendo demasiado pequeña
para dedicarse al rubro,
lograba que mi lapicera en mano,
escribiera versos
que al releer arrojaría al fuego.


Puesto que ya ni siquiera
sé hacer bien mi trabajo de poeta,
me iré a dormir
antes que despierten los gallos,
pues en pocas horas,
comenzaré a rendirle honores al tiempo,
fabricando relojes.

1 comentario:

Pablo Mariosa dijo...

La voz poética fabrica versos que al releer arroja al fuego.

El tiempo poético se congela por el fuego (oxímoron permitido en poesía, ¿no?).

Y la voz poética confiesa la posterior fabricación de relojes.

¿Qué tiempo orienta nuestras realidades?

¿El de los relojes? ¿El subjetivo?

Mientras tanto, hay llamas que queman versos...

Un beso,

Pablo